martes, 10 de julio de 2012

El baile de la victoria

Suena Bach en mi cabeza cuando veo a Federer jugar en Wimbledon. La coreografía de sus golpes coincide nota por nota con las suites de cello.

Rostropovich acariciando las cuerdas del violonchelo y arrancando sonidos que te transportan a un estado de emoción que sólo consiguen las obras maestras.

Federer devolviendo las bolas con su revés a una mano (one handed backhand), voleas imposibles que cambian el curso de la historia, dejadas que matan a cámara lenta, que te ponen la carne de gallina y te saltan las lágrimas de la emoción.

Ni siquiera la cámara superlenta es capaz de captar un gesto de esfuerzo, una gota de sudor. Roger sabe que la clave es hacer que parezca todo fácil. El brazo se dibuja en el aire, la bola bota en la línea, las piernas casi no rozan la hierba, esa hierba verde y elegante, inglesa, que sirve de decorado para la suite.

Sólo al final, en el momento de la victoria, en medio del escenario permite que sus ojos de llenen de lágrimas. Es el saludo emocionado del artista después de terminar una obra maestra.

Es el baile de la victoria, el deporte convertido en arte.




1 comentario:

  1. Me imagino a Roger susurrando a una bola. tu pasa la red, despacito, y en cuanto toques la hierba, vuelve hacia atrás. Y así.

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